Lluvia que caes por el vacío de mi instinto me fecundas, me mojas... el coraje del viento se manifiesta en un espectáculo de hojas que vuelan acompañadas por el calor del fuego que me abraza. Luces y sombras de un otoño donde todo se transforma y muere para revivir, tierra bendita.
Es así que en vísperas del invierno me detengo en ese tesoro mayor que llevamos dentro. Pienso en los compañeros de nuestra alma la libertad, condición esencial del hombre y la religión que esta oculta en el fondo del alma, que no se ve, que es potencia armonizadora, dialogo del corazón, rincón santo, alimento del espíritu, gozo y alegría, tantas veces ignorada o reemplazada por los intereses inmediatos. Vivimos hoy en una encrucijada "pobre de espíritu", nuestra soberbia de animal inteligente quiere quitarnos los fundamentos de la sociedad humana, la religión es la tarea seria de la raza humana, creación humana para mejorar al hombre, necesidad espiritual. El hombre no es grande sin el conocimiento de Dios, la vida del espíritu se encuentra en la amistad con Dios, en comunión con este, no hay limite de grandeza en el espíritu. Es así que las contradicciones y abismos de la impiedad son todavía más incomprensibles que los misterios de la fe.
Nuestra virtud como voluntad libre se ve amenazada, nuestra bondad atrofiada por el odio (pasión mas viva que la amistad) y nuestra fe tambalease . Si pudiéramos silenciarnos, fortalecer nuestro espíritu y ser hombres de nuestro tiempo, quizás escribiríamos una civilización dotada de una fuerza vital nueva y de savia fecunda que podría dar un nuevo curso a una historia de intereses egoístas, intolerantes y caóticos consumada por el reino de lo mediocre. Creo en la humanidad, creo que de todas las fuerzas humanas, las únicas eficaces son las espirituales.
¿ Qué tal ser un excelente espíritu ?.
La Avestruz amiga de la esperanza.
